1. USO DEL PAPEL DE TORNASOL (PAPEL DE pH)
En esta primera práctica usaremos
el papel de tornasol o papel de pH para determinar el color que adquiere dicho papel al mojar la punta de una varilla en cada disolución y tocar el papel seguidamente, y así poder identificar cada una de las disoluciones con el nivel del pH al que corresponde.
Usaremos guantes de plástico durante toda la práctica de laboratorio para protegernos de alguna sustancia que pueda ser tóxica o dañina, y evitaremos por tanto tocarnos la cara con los guantes, oler, y, obviamente, ingerir cualquier sustancia; pretendiendo desde el primer momento seguir rigurosamente los pasos indicados en la hoja informativa.
En un principio, cogimos 5 vasos de precipitados, uno para cada disolución que fuésemos a realizar; los reactivos son el
bicarbonato sódico, el
cloruro de sodio, el
ácido clorhídrico (ya dada disuelta), el
cloruro de magnesio (preferimos en su momento trabajar con este reactivo en lugar de con el
sulfato de cobre pentahidratado) y la disolución de
hidróxido de sodio (ya disuelta, lógicamente). No pudimos por indicación del profesor realizar la práctica con el amoniaco. Cogimos también una tira de papel de tornasol y lo primero que hicimos fue cortar dicha tira en varios trozos pequeños y de semejante tamaño, para poder comprobar e identificar cada disolución con su nivel de pH. También cogimos una espátula para añadir los solutos poco a poco en un vidrio de reloj.
Comenzamos lavando los vasos de precipitado que utilizaríamos posteriormente, así como la espátula, el vidrio de reloj, y la varilla con la que remover las disoluciones una vez añadido el soluto que habíamos antes cogido. Pusimos una cartulina de papel en la mesa para evitar manchar, y escribimos en trozos de papel los nombres de cada disolución para identificarlas y no confundirlas.
Fig. 1.1: HCl, bicarbonato sódico, cloruro de sodio y cloruro de magnesio.
Primero, el HCl estaba disuelto ya en agua y vertimos unos 25ml de la disolución en el vaso de precipitado.
Como segundo paso, tomamos con la espátula unas 2 cucharadas de bicarbonato sódico y las depositamos en el vidrio de reloj (habiendo como ya hemos dicho lavado la espátula, y el vidrio de reloj) para inmediatamente después vertirlo en el vaso de precipitado en unos 40ml de agua, terminando la disolución con el lavado de la varilla para agitar y removiendo con la misma hasta que el soluto se disolviese completamente (Fig. 1.2). Al finalizar esta lavamos de nuevo la varilla para agitar, la espátula y el vidrio de reloj.
El tercer paso fue echar en un tercer vaso de precipitados otros 40ml de agua, a los que añadimos dos cucharadas de espátula de cloruro de sodio, que antes habíamos cuidadosamente depositado en el vidrio de reloj para desde éste echarlo en el propio vaso. Al igual que en el caso anterior, con la varilla de agitar lavada, removimos la disolución lentamente y en círculos hasta que el cloruro de sodio estuviese totalmente disuelto.
Volvimos a lavar la varilla, el vidrio de reloj y la espátula (Fig. 1.3) mientras los otros dos componentes del grupo localizaban en la mesa donde estaban todos los reactivos aquel que usaríamos de inmediato: el cloruro de magnesio.
Fig. 1.2. y 1.3: Con la varilla de agitar removíamos la disolución hasta que el soluto se disolviese totalmente. Un componente del grupo lavaba los materiales utilizados al cambiar de disolución.
El cuarto paso se basó en seguir las mismas instrucciones de la misma manera que en los ejemplos anteriores: recogimos con la espátula lavada dos cucharadas de cloruro de magnesio y las añadimos al vidrio de reloj, y desde ahí las añadimos a los aproximadamente 40ml de agua que ya habíamos justo antes echado en el vaso de precipitado; también igual que antes lo agitamos lentamente con la varilla limpia hasta la total disolución. La disolución de hidróxido de sodio también estaba ya hecha al igual que la de HCl. Por lo tanto queda claro que es fundamental y MUY IMPORTANTE cada vez que cambiamos de disolución lavar cuidadosamente la varilla de agitar, la espátula y el vidrio de reloj.
Después de disolver los tres reactivos que faltaban en agua (dos de ellos, HCl e hidróxido de sodio ya estaban disueltos), debemos de lavar y secar debidamente la varilla de agitar, porque será con este instrumento con el que mojaremos la punta en cada una de las disoluciones para apoyarla sobre el papel de tornasol y así poder determinar el pH de cada una, gracias al color que el papel adquiera al tocarlo. Teníamos la correspondencia del color con el nivel de pH en una pequeña cartulina en una caja (Fig. 1.4), de esta manera: desde pH=0 hasta pH=10.
Fig. 1.4: Cartulina dada con los colores y los respectivos niveles de pH en el papel de tornasol, con la cual concluimos la acidez o alcalinidad de cada disolución.
Así, fuimos mojando la punta de la varilla en cada disolución y apoyándola cuidadosamente en el papel de pH, de tal forma que primero el HCl nos salió de un color rosado (Fig. 1.5), y después el hidróxido de sodio de color morado (Fig. 1.6.; superaba los niveles indicados en la hoja de medición), el bicarbonato sódico verde, el cloruro de sodio verde pistacho, y el cloruro de magnesio como último de color amarillento (amarillo verdoso). Comparando los colores de nuestros trozos de papel de tornasol con la hoja dada, llegamos a la conclusión de confinar esta tabla que debajo presentamos:
DISOLUCIÓN |
COLOR PAPEL pH |
pH |
CARÁCTER MEZCLA |
ÁCIDO
CLORHÍDRICO |
Rosado |
0 |
ÁCIDA |
HIDRÓXIDO DE
SODIO |
Morado |
10+ |
BASE |
BICARBONATO
SÓDICO |
Verde |
8 |
BASE |
CLORURO DE SODIO |
Verde pistacho |
6 |
ÁCIDA |
CLORURO DE
MAGNESIO |
Amarillo verdoso |
5 |
ÁCIDA |
Fig. 1.5: Al tocar con la punta de la varilla mojada en la disolución de HCl el papel de tornasol, este papel cambió de color a un rosa fuerte que atribuimos al nivel de pH=0 (mezcla ácida).
Fig. 1.6: Momento antes de tocar con la varilla mojada en la disolución de hidróxido de sodio el papel de tornasol, que segundos después tornaría a un color morado (pH=+10).
Vídeo 1.1: Aquí mostramos el momento en el que tocamos el papel de tornasol con la
varilla mojada en hidróxido de sodio y el papel adquiere un color azul.
Durante todo este proceso es importante determinar que lavamos y secamos bien la varilla después de mojarla y apoyarla en el papel en cada uno de los pasos, y también al terminar. Mientras Gema realizaba estos pasos, Roberto grababa de vez en cuando y Mónica apuntaba los resultados, colores y todos los datos detalladamente que estuviésemos obteniendo y que pudiesen ser útiles o relevantes. Finalizamos esta primera práctica del uso de papel de tornasol para indicar el nivel de pH de las distintas disoluciones anotando estos colores y lavando y secando los materiales utilizados, así como preparando todo para realizar la segunda en menos tiempo que la primera.
2. USO DE UN INDICADOR CASERO (CALDO DE LOMBARDA)
En esta segunda práctica utilizaremos como indicador de la acidez o basicidad de las mismas disoluciones antes empleadas caldo de lombarda que habíamos previamente elaborado en casa y traído al laboratorio en un bote de cristal. Por tanto habíamos conservado las cinco disoluciones anteriores en los vasos de precipitado. La práctica se basaba en observar a qué color cambiaba ese caldo de lombarda cuando echábamos unas gotas de cada disolución, obviamente cada disolución en un tubo de ensayo distinto.
Así, cogimos varios tubos de ensayo en una gradilla, los lavamos previamente, después de recoger el material utilizado en la práctica 1 que ya no usaríamos, y también un cuentagotas. Durante todo el desarrollo de la actividad mantuvimos las hojas de teoría y de guía de la práctica presentes y encima de la mesa para consultar alguna duda, si llegaban a surgir.
Comenzamos añadiendo a un vaso de precipitado nuevo y extra el caldo de lombarda suficiente para las cinco disoluciones para vertirlo más fácilmente al tubo de ensayo. El primer paso fue igual en todas las cinco disoluciones: añadimos caldo de lombarda desde el vaso de precipitado en los tubos de ensayo que utilizaríamos, aproximadamente ocupando 1/4 del volumen total de dichos tubos con este indicador casero. Después, como segundo paso, con un cuentagotas, cogíamos pequeñas cantidades de los correspondientes vasos de precipitado de cada disolución y las echábamos en esos tubos de ensayo, de uno en uno y conociendo qué disolución habíamos mezclado con caldo de lombarda en cada tubo. Entre disolución y disolución lavábamos el cuentagotas de manera que quedase totalmente limpio para no cometer errores y que el caldo de lombarda se cambiase a un color incorrecto. Mientras un componente lavaba el cuentagotas y grababa, otro anotaba los colores que adquería el caldo en cada caso para posteriormente indicar la acidez o alcalinidad, y otro realizaba la actividad en sí de vertir esas pequeñas gotas de disolución en el tubo de ensayo.
Así, el caldo en el que habíamos echado gotas de la disolución de HCl tornaba a un color rojo (Fig. 2.1); en el que habíamos echado gotas de la disolución de hidróxido de sodio, amarillo; y en el que habíamos echado la disolución de cloruro de magnesio el caldo se cambió a color verde (Fig. 2.2). También en el tubo en el que había gotas de disolución de bicarbonato sódico salía azul, y por último en el de cloruro sódico, no cambiaba apenas el color, por lo que deducimos que al no variar sería neutro (Fig. 2.3).
Fig. 2.1, 2.2, 2.3: HCl (caldo de lombarda rojo), cloruro de magnesio (caldo de lombarda verde) y NaCl (caldo de lombarda morado, apenas cambia), respectivamente.
Vídeo 2.1: En este vídeo mostramos como en el tubo de ensayo el caldo de
lombarda se torna de un color verde al echar gotas de cloruro de magnesio.
Vídeo 2.2: En este vídeo vertimos las gotas de bicarbonato sódico
que transformaba el caldo de lombarda en color azul.
Finalizamos esta segunda práctica colocando todos los tubos de ensayo en la gradilla con sus papelitos para identificar cada disolución y hacerles una foto, anotando a la vez los datos, colores y todo lo importante o necesario, y así conseguimos confeccionar esta última tabla:
DISOLUCIÓN |
COLOR CALDO DE
LOMBARDA |
CARÁCTER MEZCLA |
ÁCIDO
CLORHÍDRICO |
Rojo |
ÁCIDA |
HIDRÓXIDO DE
SODIO |
Amarillo |
BASE |
BICARBONATO
SÓDICO |
Azul |
BASE |
CLORURO DE
SODIO |
Morado (apenas varía) |
ÁCIDA/NEUTRA |
CLORURO DE
MAGNESIO |
Verde |
ÁCIDA |
Fig. 2.4: En esta imagen podemos observar el color que ha adquirido el caldo de lombarda en cada uno de los casos y en función de la acidez o basicidad de las disoluciones anteriores (HCl de color rojo, NaHCO3 de color azul, NaCl de color morado, NaOH de color amarillo y MgCl2 de color verde oscuro).
Por último y como mero dato, indicar que una última pequeña práctica no pudimos iniciarla ni completarla por falta de tiempo; consistía en añadir una pequeña cantidad (menos de un octavo de un tubo de ensayo) de caldo de lombarda en dicho tubo de ensayo, que habríamos cogido además de los cinco donde estaban las disoluciones, y después unas gotas de la disolución de bicarbonato sódico en éste, así como en añadir después gota a gota el ácido clorhídrico agitando constantemente. El objetivo era observar lo que sucedía y anotar las conclusiones, pero como ya hemos dicho no pudimos hacerla.